Mi padre se enfadó mucho conmigo la semana pasada porque me pilló viendo videos de Cassano en el ordenador. Me dijo que no era un buen ejemplo porque cuando vino al Madrid se puso muy gordo, salía por las noches y hasta se llegó a reír del entrenador. Yo le dije que Don Fermín, el bedel del colegio, sabía mucho de fútbol y me había dicho que era un jugador buenísimo. Mi padre me respondió que la gente que tiene mucho talento y que lo desperdicia de esa manera, falta al respeto al resto de personas que, al no tener las mismas cualidades, se tienen que esforzar el doble. Yo le respondí que aquello no tenía nada de sentido, ya que cada uno estaba en su derecho de hacer lo que quisiera con su vida. Yo, por ejemplo, sé que si estudiara todos los días cuatro horas de matemáticas podría llegar a ser un genio, pero entonces no tendría nada de mérito. Le dije que hasta el más tonto, esforzándose, podría llegar a destacar. Y que si siempre diera el cien por cien de mí mismo, no tendría margen de mejor. Aquello disgustó tanto a mi padre que me dio un bofetón. Habíamos discutido otras veces siempre por cosas parecidas, pero nunca me había pegado. Creo que le sentó mal porque él siempre cuenta que empezó a trabajar a los doce años en una panadería para ayudar en casa, porque eran pobres. Y que luego se ha tenido que esforzar muchísimo para conseguir sacar a nuestra familia adelante. Yo sé que mi padre me quiere mucho, aunque no termino de entender la relación entre lo que yo le dije y toda la historia esa de cuando él era pequeño. Quizás es que soy un poco lerdo; no saco muy buenas notas en el colegio. Tampoco es que sea un cazurro, lo que pasa es que todo el mundo me compara con mi hermano.
Mi hermano mayor se llama Josito y es un poco imbécil, la verdad. También discuto mucho con él, porque me da mucha rabia que siempre le haga la pelota a mi padre. El otro día estábamos viendo un partido del Madrid y le dio la razón a mi padre cuando dijo que tendría que jugar siempre Higuaín en lugar de Benzemá, que no estaba haciendo su mejor partido, ya que por lo menos el Pipita sudaba la camiseta y sentía los colores. Y así siempre. Siempre ha sido peor incluso que yo en los estudios pero mi
padre ahora está muy orgulloso de él porque ha terminado un módulo de FP para ser electricista y pronto empezará a traer dinero a casa. Yo de momento no sé que quiero ser de mayor, pero creo que no se me daría mal algo relacionado con hablar de lo que hace la gente. Soy muy observador y, aunque mi padre y hermano no piensen lo mismo, tengo buen ojo: me lo dice siempre Don Fermín. Así que creo que se me daría bien ser ojeador de futbolistas, pero he leído en internet que es un poco complicado.
Don Fermín, como dije al principio, es el bedel del colegio. Tiene que tener unos ochenta o noventa años, aunque no se lo he preguntado nunca. Todo el mundo en el colegio lo quiere mucho pero rara vez alguien se para a hablar con él un rato. Siempre que gana el Madrid un partido importante me guiña el ojo mientras barre el suelo del
recreo, porque los niños, sobre todo los más mayores, son muy guarros. A mí me gusta hablar con él porque no es de los que se deja llevar por la opinión que tiene todo el mundo, como hace mi hermano o mi padre. Una vez me dijo que Zidane había sido muy bueno, un grandísimo jugador; pero que en el Madrid sólo había hecho un par de ruletas en el centro del campo, un puñado de controles buenos, y el gol de la Novena. Eran justo las únicas tres cosas de las que yo me acordaba. Porque en toda esa época de los galácticos yo era muy pequeño todavía y no sabía tanto de fútbol como sé ahora, sobre todo gracias a Don Fermín. Y eso que sólo he ido dos veces al Bernabéu; bueno, en realidad tres, porque mi padre nos llevó a mi hermano y a mí a la presentación de Cristiano hace ya cuatro años y después fuimos a la tienda oficial a que a mi hermano le compraran su camiseta porque había aprobado no sé qué examen muy importante. Hasta ese día, su jugador favorito siempre había sido Raúl, pero no tardó demasiado en sustituirlo: estaba muy cabreado porque la camiseta de Cristiano llevaba el 9 en lugar del 7. Recuerdo también que ese verano mi padre se puso muy contento porque había vuelto Florentino y el Madrid estaba fichando a los mejores jugadores del mundo, que según mi padre era lo que necesitaba el equipo para volver a ganar una Champions. Ahora ya no podemos ir a ver los partidos al estadio porque las cosas van mal en la empresa de mi padre y él ahora dice que no va a pagar un duro para dárselos a esos sinvergüenzas: últimamente siempre está con que si éste es un mercenario, que si el otro es un golfo… ya sabéis a lo que me refiero. Cuando jugaba Guti, que ahora sale mucho en la tele, siempre lo criticaba muchísimo: decía que era un gandul y otras cosas que me da un poco de vergüenza repetir aquí. Pero pocas veces he visto tan contento a mi padre como cuando dio el taconazo ese a Benzemá contra el Depor hace ya unos años.
Entonces dijo que era el único que tenía talento de todo el equipo, que tenían que echar al resto de la plantilla, que tantos millones para nada, que sólo los de la cantera sentían verdaderamente los colores… Aquello me irritó muchísimo, así que le dije que estaba haciendo lo mismo que él criticaba, porque cambiar de opinión como hacía él, según le convenga, es lo mismo que hacen los jugadores cuando fichan por un club que les paga más o que tiene más opciones a ganar títulos. También me echó la bronca, mientras mi hermano se reía asomado desde la cocina. En fin, que los mayores suelen hacer cosas así. Es como los que salen por la tele hablando de fútbol, que están todo el rato gastándose bromas entre ellos como si fueran amigos de toda la vida; que si Kaká resucita, que si está acabado, que si vuelve a resucitar… ¡No se aclaran nunca! Pero Don Fermín no es como ellos, ni yo tampoco. Es de las pocas personas que ve las cosas como las veo yo, aunque no siempre tiene respuestas para todo.
Hace unos años, siendo yo muy pequeño, un niño que iba a otra clase apareció una mañana con la camiseta de Drenthe y los mayores, incluido mi hermano, se rieron de él hasta tal punto que el niño se cagó encima durante el recreo. Yo creo que el pobre tenía que estar malo de la tripa o algo, ya que uno no se caga encima sólo porque unos subnormales se rían de la camiseta que lleves. El caso es que Don Fermín salió el primero a defender al chico, antes incluso que cualquier profesor. Les dijo a todos que no se rieran del muchacho, que Drenthe tenía mucha proyección, que sólo necesitaba tiempo y se lo llevó al almacén donde guarda sus trastos para dejarle unos pantalones que le quedaban muy grandes hasta que vinieran sus padres a recogerlo. No volví a ver a aquel niño porque sus padres lo cambiaron de colegio. Creo que fue a partir de ahí cuando empecé a hablar con Don Fermín en todos los recreos. Dos años después, cuando Drenthe se fue del Madrid cedido a no sé qué club, me quedé un poco chafado porque yo también tenía mucha fe en él; incluso Raúl dijo una vez, refiriéndose a Drenthe, que cuando en los partidos hiciera lo que hacía en los entrenamientos, la gente iba a alucinar con él. Así que le pregunté a Don Fermín por qué no había triunfado y él me respondió que eso de triunfar y fracasar era muy relativo y complicado, que Drenthe sólo tenía que encontrar su camino. Luego vi en la tele que había sacado un disco de rap o no sé qué y ya sí que no entendí nada de nada y nunca volví a hablar del tema con Don Fermín.
Ahora creo que es sólo una cuestión de tiempo. Yo creo que va a ser el típico jugador que explotará cuando tenga 28 años o así. He leído en internet que es más común de lo que parece. O a lo mejor se retira del fútbol y se dedica por completo a ser cantante de rap. Me daría un poco de pena, la verdad, porque yo creo que tiene condiciones para ser un buen jugador, pero después de todo esto que estoy diciendo no puedo ser incoherente conmigo mismo, así que si él es feliz con eso, tendré que aceptarlo. A propósito de este tema, mi padre siempre dice que hay millones de casos de gente que apunta maneras y que se queda en el camino, pero yo no entiendo a qué se refiere con eso de “quedarse en el camino”…a no ser que te mueras a la mitad siempre se llega a algún sitio, ¿no? aunque ese sitio no sea el que la gente tenía pensado para ti. Yo no creo que de mayor sea cantante de rap, pero no veo por qué tendría que descartarlo. En el fondo, comprendo que mi padre quiera que saque mejores notas para que de mayor tenga un buen trabajo con el que llevar una vida mejor de la que ha llevado él, ya que no tuvo tantas oportunidades como voy a tener yo. Pero no me gusta tener que cargar toda la vida con lo que se espera de mí. Eso también lo tiene que entender él, porque yo a él también lo comprendo. De todos los videos que vi de Cassano, había uno que me hacía mucha gracia y que a la vez me ponía un poco triste. Era uno que se llamaba Cassano in tears y salía él en un partido cuando jugaba con la Sampdoria, creo, en el que le sacaban una tarjeta amarilla súper injusta y se ponía a llorar en mitad del partido. Me da pena porque en el video sale una musiquita como de risa, ridiculizándole, cuando se ve claramente que el pobre lo pasa verdaderamente mal. Estaba desesperado porque le habían hecho un montón de faltas durísimas durante todo el partido y el árbitro estaba siendo muy permisivo con los jugadores del otro equipo. Y a la primera que falta que hace, van y le sacan la amarilla. Yo creo que también me hubiera puesto a llorar.