Jueguen, señores.

Tengo once años. El sol cae vertical sobre la pista de fútbol sala del Club de Suboficiales de Cartagena. El equipo de mi colegio se bate en un apretadísimo uno a uno. Poca calidad, preocupantes cuerpos infantiles corriendo de un lado a otro sin lógica alguna. Nuestro entrenador Joaquín desde la banda corrigiendo lo incorregible. […]