Puntos de restauración

A veces es difícil viajar en el tiempo mentalmente, intentando meterte en la piel de tu “yo” del pasado con la intención de volver a ponerte algunos trajes que ya no te caben, que ya no te entienden. Intentar retrotraerte a una emoción, a un sentimiento, puede ser una ardua tarea si sabes por lo menos por dónde o cómo empezar. Imagina si no tienes la más remota idea. “La edad de la inocencia” podríamos decir.

Cuando teníamos la mochila vacía y sabíamos menos que Jon Snow.

Tenemos esa herramienta de Windows que es capaz de volver a un punto de restauración creado manual o automáticamente, a ese punto que buscamos antes de que todo se tuerza. El sistema operativo te advierte de que volver a una configuración anterior puede resolver el problema, pero también puede hacerte perder todo lo conseguido desde ese punto.

Como las reglas básicas de los viajes en el tiempo en la ficción. Si coges el Delorean y evitas (aunque sea sin querer) que tus padres se conozcan, dejarás de existir. Imagina. ¿Quién eras antes de saber que Darth Vader era el padre de Luke? ¿Te has parado a pensar que hubo una versión pasada de ti, que no había escuchado nunca “Entre dos tierras”?

Y esos instantes previos a que alguien bese tus labios por primera vez. ¿Quién eras ahí? Antes de la ira, antes del primer enfado ¿Cómo gestionaste esas primeras veces? ¿Somos capaces de entender siquiera que hubo una vez en la que aún no nos habíamos cabreado por nada ni con nadie?

Es imposible calzarte los zapatos que llevabas cuando eras pequeño. Ya no te pertenecen. Vivimos constantemente asistiendo a nuestro propio funeral. Sólo nos perdemos el último, de ése ya se encargan otros. Quizás el miedo ha estado siempre con nosotros ¿no?

No habrá nada previo al miedo.

Imagínate. Comenzar a existir. Sin ser consciente ni siquiera de la propia existencia. Sin saber… sin entender. Si para Filmin “Hereditary” es terror elevado… no sé en qué categoría pondrían el principio de todo. De nuestro todo…

Puede ser un poco inquietante pensar en el miedo como la primera muestra de conciencia. Pero a mí me vale. El principio del viaje, el primer compañero, la vara de medir. El sentimiento que velará por qué no te pase nada, que te presentará a la prudencia. La prudencia lo intenta con todos nosotros, pero es que somos muy complicados. “Dear Prudence, greet the brand new day…”

Desde que escribo en Bunkerhill, mis textos se cimentan sobre una mirada al pasado, quizás eso me haga parecer alguien instalado en la nostalgia. Y no es así del todo. Valoro el pasado como un contenedor de historias que merecen mayor o menor reconocimiento. Una “divertida” maleta de cosas. Pero adoro el presente. Me gusta mi “yo” actual, más que el “yo” que enterré ayer en un discreto y bonito funeral.

Y aún quedan muchos puntos de restauración por crear. Da igual la edad que tengas, siempre serás alguien previo a “algo”. A lo mejor dentro de unos meses te preguntas como te sentías antes de haber visto “Indiana Jones 5”. Para bien… o para mal.

Pues ese momento, a no ser que estés involucrado o involucrada en la producción y hayas podido ver la peli entera ya (en caso de ser así, me llamo Luma… y me invento cosas)… es ahora mismo.

Como le dijo un jardinero a otro: “Disfrutemos mientras podamos”

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