Wrapped

Es curioso cómo cambian las cosas. Recuerdo como si fuera ayer el primer año en que Spotify nos regaló su resumen de las canciones más escuchadas de 2016 por cada uno de nosotros. La idea era redonda: un catálogo de gustos del que todos nos sentiríamos orgullosos y compartiríamos como locos en las redes sociales. Pronto se hicieron con el monopolio y otras plataformas, aunque quisieron plantarle cara no pudieron.

Lo que pasó después fue quizá menos previsible. Como todo el mundo se sentía juzgado y era conocedor del escrutinio a final de cada año, la gente dejó de escuchar grupos que generaban menos consenso entre el colectivo. Costaba unos días saber si una canción gozaba del beneplácito de la masa, pero una vez aprobada, podías abandonarte a ella durante semanas para que fuera subiendo en tu estadística. Daba auténtico miedo que una canción de Camela se pudiera colar entre tus favoritas.

Para los artistas tampoco fue fácil. Tuvieron que adaptar sus lanzamientos a un calendario que les permitiera estar entre los más escuchados. Pero tampoco querían adelantarse (ya sabéis, las cosas cada vez se olvidan antes), así que casi todos los lanzamientos ahora se empezaron a producir en septiembre. Algunos hacían auténticas piruetas. Si estaban a punto de romper con la pareja, o disolver el grupo o abandonar las drogas un tiempo, lo agilizaban en octubre para llegar con material al próximo año.

Todas las compañías y publicistas vieron un auténtico filón y no tardaron en sumarse otras industrias más allá de la música. En 2027, cuando dejaron de emitir moneda y todos los pagos se producían con el móvil, reloj o biometría, miles de empresas disponían de toda la información de los consumidores por lo que no fue muy difícil empezar a tener wrapped de casi cualquier cosa.

En la alimentación, las listas las solían encabezar los productos precocinados. La fruta o verdura de temporada prácticamente quedaba fuera de las estadísticas así que, si querías tener un wrapped algo más saludable, lo mejor era comprar muchas espinacas y menestras ultracongeladas.

Pero lo peor de todo fue sin duda cuando empezaron a salir todos aquellos wrapped de la gente con la que habías compartido más o menos tiempo. Los primeros años solo lo hacían los dispositivos Apple y era terrible ver cómo tu mejor amigo podía quedar fuera de la estadística. Todo el mundo se sentía fuera de los círculos, menos mal que Xiaomi y Samsung lo sacaron tres años más tarde.

Al principio era curioso y a todos nos hacía gracia la desproporción que había entre los compañeros de trabajo y la familia. Incluso alguno sacaba pecho de eso como si eso representara un mayor compromiso con su empresa. Luego a mucha gente le pasó (a mí al menos sí) que hacia septiembre empezaba a quedarse sin planes. Los círculos se reducían para que la gente que mejor quedaba en las estadísticas pudiera ir escalando posiciones.

No tardaron en entender el potencial negocio que existía en nuestra necesidad de manipular los datos así que Apple y Amazon se aliaron y, si regalabas algo a alguien a través de sus plataformas, podías subir uno o dos peldaños en su lista.

Por suerte, recientemente el tribunal de no se qué ha decretado que todas las personas tenemos derecho a poder vivir con cierto anonimato. Ya hay varias compañías que ofrecen proteger tus escuchas, relaciones, lo que comes y demás por menos de cien euros al mes. Yo tenido suerte y este blacktuesday he pillado una oferta bastante buena. “Cuando zarpa el amor” es un temazo joder.

Compártelo